Club de Verano 2021 – segundo reporte

 

En el correr de la mañana del lunes 11 nos enteramos que entraríamos a la cuarentena total en Valdivia. Fue como un balde de agua fría darnos cuenta que deberíamos terminar anticipadamente la primera quincena y que la siguiente no la podríamos realizar. La felicidad de los niños y niñas, con sus nuevos amigos/as y las nuevas dinámicas tendrían que finalizar abruptamente. 

El grupo de los mayores tenía muy desarrollada su tienda y restaurante de “piñas asadas”, un juego creado por ellos y para ellos, un natural y verdadero ejercicio de transacciones y acuerdos con los compradores y proveedores. Incorporaron nuevos productos como las piedras de cuarzo para incrementar las ventas y ajustaron los precios.  También surgieron problemas que resolver como el enigma de la desaparición de las piñas y destrucción de algunas partes de la tienda, lo que rápidamente motivó a los niños a buscar estrategias para su solución.

 

El viernes 8 se incorporó la estación de escalada de árboles a cargo de Rodrigo, un amigo de nuestro Club e instructor calificado, quien presentó los equipos y nos enseñó la técnica para escalar y bajar. Los monitores asistieron a los niños, quienes con mucho esfuerzo y concentración subieron hasta llegar a un punto de contemplación, goce y de calma suspendidos cerca de la copa de los árboles.

Tras varios días, el barro y otros elementos de la naturaleza permitían a ambos grupos cocinar increíbles platos, como la “lechuga a la franchute”, sopas, postres, carne con tallarines, tortas de chocolate y panqueques para el Sr. del Bosque, el que al día siguiente se los había devorado completamente. Grandes enigmas, que niños y niñas intentaban resolver buscando cualquier pista posible que diera luces de las características del cuidador del bosque.

 

Los más pequeños ya se habían acostumbrado a las reglas, a momentos del día que requieren orden y acuerdos, y a las condiciones para estar seguros. En los tiempos de juego libre, cada día se alejaban un poco más, reconociendo perfectamente el amplio terreno y los recovecos, con árboles preferidos para trepar, ramas para esconderse, un pedazo de bosque lleno de ranitas, una tortuga solitaria entre los lotos, un árbol hueco, sauces … cada lugar lo reconocieron inmediatamente en el último día, cuando organizamos la búsqueda del tesoro. Pista por pista, el recorrido fue un repaso de todos los lugares y desafíos vividos las 8 jornadas que alcanzamos a disfrutar. 

 

Finalizamos esta quincena creando un marco de fotos decorado con elementos recogidos en el bosque.

Todo el equipo del Club estamos con muchas ganas de volver a encontrarnos con los niños y niñas apenas acabe la cuarentena. ¡Nos vemos en fase 2 (o más)!

 

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